miércoles, 28 de enero de 2009

Perfecto Desconocido

Perfecto Desconocido




Ella estaba desnuda, con las manos atadas a la espalda, los ojos vendados... él le había mandado a abrir las piernas, flexionando las rodillas; entre sus muslos se podía ver brillar la humedad en su coño depilado, los labios levemente abiertos por la turgencia de la excitación. Las manos de él recorrían lentamente su cuerpo, sus piernas y muslos, su vientre, sus pechos, deteniéndose de vez en cuando en sus pezones, ya muy erectos... lo único que no había siquiera tocado ni un instante era precisamente el coño ansioso de caricias... Las caderas de ella se movían en una rotación sensual, alzando la pelvis cada vez que la mano de él descendía al monte de Venus… pero sin bajar más allá a la grieta… el movimiento se interrumpía justo antes del clítoris... los muslos le temblaban de deseo mientras la boca de él recorría lentamente su cuello desde la base hasta la oreja que capturaba entre sus labios y torturaba deliciosamente con la punta de la lengua... de vez en cuando su boca se desplazaba a la de ella... Así, después de un rato, por fin sus dedos buscaron el hinchado clítoris no sin humedecerse antes en los jugos del coño ya inundado... Empezó entonces a masturbarla muy despacio, muy lentamente, moviendo los dedos de arriba abajo, recorriendo toda la superficie del clítoris intercalando este movimiento con otro giratorio, rotando la punta del dedo alrededor, rodeándolo... Ella movía más las caderas y abría aún más los muslos, ofreciendo su coño a la caricia... elevando el pubis como buscando estrechar el contacto con los dedos de él... pero entonces él los separaba un poco para mantener sólo un ligero tacto, contrarrestando el ansioso movimiento de las caderas... el deseo de ella aumentaba con el intenso placer que sentía, sus muslos temblorosos se prolongaban en sus piernas ya muy tensas y en sus pies, estirados, con los empeines alineados, casi con el pie de punta… Mientras trabajaba así su sexo, su boca se movía entre la boca de ella, su cuello y sus pezones, mientras su mano izquierda sehabía apoderado de las nalgas femeninas… su placer era ya muy intenso… En esto, él se separó de ella y se dirigió a abrir la puerta sin dar ninguna explicación; ella allí, desnuda, atada y vendada, expuesta y a su merced, oyó como junto a los pasos de él, otros paso más leves, femeninos se encaminaban hacia la cama donde se encontraba ofrecida… sin ninguna explicación, nadie habló… ella frustrada por la interrupción abrupta del placer estaba más excitada, ardiente, muy caliente… Sintió inquietud, pero también un intenso morbo de verse así ofrecida desnuda a la visión de la desconocida… su coño ansiaba la continuación de las caricias que lo habían inundado… Nadia habló, ella tampoco preguntó nada, pero entonces volvió a sentir la mano de él en su coño un instante, pero acompañadas por otras manos más pequeñas, que acariciaban sus tetas… pronto una de esas manos femeninas se unió a la de él en su ardiente coño, abriéndolo y colaborando activamente en la masturbación…sustituyendo alternativamente los dedos de él; el otro par de manos se repartían su piel recorriendo todo su cuerpo, mientras dos bocas ávidas besaban, lamían y chupaban todo lo que se les ofrecía… esas mismas bocas, por turnos primero y luego en una deliciosa confusión de lenguas lamían intensamente su coño pletórico de un intensísimo placer… los dos la sujetaban mientras comían su sexo, luchando con la agitación creciente de sus caderas, sujetando sus hermosos muslos abiertos hasta el límite. Llegado a un punto ella ya no sabía quien la chupaba en cada momento ni quien la masturbaba o la manoseaba por todas partes, su cuerpo era un territorio en poder de aquellas cuatro manos y de aquellas dos bocas… Ella ni preguntó quién era la deliciosa visitante, sólo disfrutaba de su exhibición ante ellos, de su exposición desnuda y ofrecida a las ardientes caricias… de sentirse masturbada y poseída por sus manos y bocas, solo deseaba que continuaran, que no se pararan

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